Un nuevo amanecer,
una mañana que inicia con los primeros destellos de luz.
Nuestras vidas parecen encontrarse en un torbellino de casualidades,
y nuestras decisiones,
fútiles antes un destino inalterable.
Tanto dolor que pasamos que parece que así es nuestra realidad.
Poco nos detenemos a contemplar lo autentico,
poca paciencia a lo que toma su tiempo,
lo delicado e inocente padece nuestra brusquedad e indiferencia.
Un día el balance vuelve a llegar,
apoderándose de lo que es suyo nuevamente,
y se vuelve a respetar lo sagrado,
se vuelve a apreciar lo invisible,
como una esencia de aire puro que entra a nuestros pulmones,
limpiándonos de tanto humo y olores indeseables.
La alegría vuelve a aparecer,
como no se debió ir jamás.
nuestra voluntad es rejuvenecida en un acto divino,
y nuestra fe en un acto de razón.
Atrás quedaron momentos de oscuridad,
una oportunidad de reencontrarnos unos con otros,
de ponernos ante los ojos del mundo,
afortunados de vivir este nuevo amanecer.
