lunes, 18 de julio de 2011

Metafísica

Mi pensamiento muy temprano se inclinó por el de los hechos,
lo que es palpable, comprobable, visible a la luz.
Sin embargo entran en juego fuerzas en nuestro entorno que no están definidas propiamente, que incluso exigen un pensamiento abstracto.

En la ciencia el hombre encuentra conocimiento y ciertas explicaciones.
En la fe encuentra el consuelo que su alma le pide,
pues sobre ella asecha el insoportable fracaso que oscurece toda existencia.

En esa penumbra donde los seres vivimos, nos encontramos a nosotros mismos.
Se entrelazan conexiones invisibles que al accionar con brusquedad hacia uno de los lados, alguien de lado contrario resiente el movimiento.

Somos contradictorios, complicados, con mil y un defectos congénitos,
pero con un astra a nuestro favor: dueños de nuestra voluntad para ir en contra del destino.

Soy el autor de una crónica narrada en prosa que parece más un ensayo,
un ensayo que termina siendo una novela de sinsabores y alegrías.
Soy el dramaturgo de mi historia que plantea rehuir cada día a su propia tragedia.