lunes, 25 de abril de 2011

La Banda

Es una tarde, ahora típica de 40° en la ciudad, con el viento soplando, como si hubiera tras de el una flama ardiente.

El día de hoy mi carro me vuelve a dejar tirado, por segunda vez en una semana; no me vuelvo loco, y pienso en una solución, no solo eso, la mejor solución posible.

Estoy con el cofre del auto abierto, revisando lo que parece ser una banda de motor rota cuando llega un chavo en su coche, preguntando sobre que había pasado.

Me causa extrañeza, pero le respondo: es la banda. El joven me muestra su tarjeta de presentación, la del taller mecánico donde trabaja. La oferta de arreglar la avería en 30 min sonaba muy tentadora.

Mete la mano por un costado del motor y logra sacar la banda rota, me dice que así será mas sencillo encontrar un repuesto; le respondo que para mí que esa banda no era de ahí, no es la que el motor necesitaba, no le quedaba y por eso reventó.

Me dice que le de algo de dinero, para ir a conseguir la banda, yo desconfiando un poco le digo que le acompaño, me dice que mejor.

Me subo a su carro, un poco destartalado, y me dice que lo acababa de recuperar, que había sido robado, por gente que lo usó para fines delictivos, sabrá Dios. Se notaban los desperfectos, lo único que funcionaba correctamente era el motor, parecía estar intacto: cómo no iba de estarlo, si el es mecánico.

Conseguimos la banda, y yo recordando que la misma banda que llevábamos de muestra no podía ser la que se requería, sugiero que compremos la que marca la computadora como la que corresponde al modelo y motor: el mecánico solo por aquello de las dudas, pregunta si hay devoluciones, le dicen que si,

Vamos en camino, y alguien le habla a su celular, parece ser alguien que lo espera y le reclama que donde está (intuí esa pregunta, por la respuesta que el dio). Él le dice a la mujer que le habla, que lo espere, está atendiendo un trabajo y la recompensa va ser llevar un poco de dinero para que puedan salir por la noche.

Estamos de nuevo en mi carro, y alguien más le habla, al parecer el mecánico se llevo unas llaves que el dueño del taller necesitaba, confiando en que estaríamos ahí para entonces, le dice nuestra ubicación, solo que la banda no quedó.

Vamos de regreso a la tienda, cuando le vuelven a hablar al mecánico y este se sorprende y me dice: me dijeron que nos vienen siguiendo.

Yo volteo a ver por el espejo lateral y pienso mal a como están las cosas, ¿querrán asaltarnos?, ¿quién?, seguramente un demente como los que andan sueltos. Le pregunto que si el taxi nos viene siguiendo, y el responde que no, su papá, el dueño del taller venía atrás de nosotros para recoger las llaves. Menos mal.

Hacemos el cambio y adquirimos la banda que era exactamente igual a la que se reventó, aun y a pesar de mi escepticismo.

La banda quedó y el auto volvió a encender, le agradezco su ayuda y le pago por su trabajo al mecánico; el sigue su camino.

Los últimos rayos de luz de día se desvanecen y yo voy de nuevo avanzando sobre el asfalto.


"Que es la vida si no momentos que compartimos en este tiempo y espacio."